Cómo alcanzar las metas de tu vida

CÓMO ALCANZAR LAS METAS DE TU VIDA 

Por Arturo Balderas Rangel 

  1. El éxito

Estamos diseñados para el éxito, es decir, para fijarnos metas y objetivos y trabajar para alcanzarlos. Por tanto, el camino al éxito es el recorrido entre nuestra situación actual y nuestras metas.

El primer paso de este recorrido es tener metas claras. Una meta u objetivo es el fin señalado para una carrera, es el fin al que se dirigen nuestras acciones o deseos. Los objetivos le dan sentido y rumbo a nuestra vida, a nuestras decisiones y a nuestras acciones.

Es segundo paso es que esas metas sean lo suficientemente importantes, valiosas para nosotros, de manera que nos muevan a realizar las acciones necesarias para conseguirlas, a pesar de las dificultades y obstáculos del camino.

  1. El camino al éxito

Emprender el camino hacia éxito no es fácil, pues requerimos desarrollar al menos tres capacidades o habilidades en nuestra personalidad:

  1. a) Concentración. Poner toda la atención en un solo punto, el objetivo, sin distracciones ni dispersión.
  2. b) Tenacidad: Firmeza para no separarse del objetivo.
  3. c) Mantener constante el esfuerzo, hasta alcanzar el objetivo.

Los objetivos y metas deben dirigir nuestra vida en sus diversos aspectos: el matrimonio, la familia, el trabajo, el descanso, la vida social, la vida espiritual, etc.

  1. Las habilidades básicas para ir alcanzando éxitos
  • No desanimarse a pesar de los problemas y dificultades.
  • Mantener la esperanza y el esfuerzo.
  • Ser honrado, sincero y veraz.
  • Mantener toda la atención en los objetivos que para nosotros son valiosos. El que busca alcanza, al que llama se le abre, el que pide recibe.
  • Insistir, insistir, insistir hasta alcanzar.
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(Da clic en el enalce o en la imagen)
Vive intensamente tu vida, aprovecha tu tiempo 

Oponerse y decir no también es amar

 

Valgo

VALGO

Atribuido a Jorge Luis Borges

“De tanto perder, aprendí a ganar; de tanto llorar, se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto cómo es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar que me pidieran ayuda. Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto, como debe ser (incluyéndome).

Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo, y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mí me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea.

Aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables.

Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón, pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas, con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado, que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan.

Lo mejor está por venir.”

El gato viejo

Un viejo gato vio cómo un gatito pequeño trataba de atraparse la cola y le preguntó: “¿Por qué tratas de atraparte la cola de esa manera?”.

El gatito le contestó: “He aprendido que lo mejor para un gato es la felicidad, y que la felicidad es mi cola. Y por eso la persigo y tato de atraparla; y cuando la atrape habré logrado la felicidad”.

El gato viejo de nuevo le dijo: “Hijo mío, yo también le he prestado atención a los problemas del universo; yo también he pensado que mi cola era la felicidad. Pero me he dado cuenta que cuando la persigo se me escapa y cuando voy haciendo lo que tengo que hacer, ella viene detrás de mí, por donde quiera que yo vaya”.

L. James

Nuestro trabajo por la paz

Nuestro trabajo por la paz debe comenzar dentro del mundo privado de cada uno de nosotros. 

Para construir para el hombre un mundo sin miedo, tenemos que vivir sin miedo. Para construir un mundo de justicia, debemos ser justos.

¿Y cómo podemos luchar por la libertad, si no somos libres en nuestras mentes? ¿Cómo podemos pedir a los demás que se sacrifiquen si no estamos dispuestos a hacerlo?…

Sólo con una verdadera entrega a los intereses de todos podemos alcanzar esa fuerza y esa independencia, esa unidad de propósito, esa equidad de juicio que son necesarios si estamos a la altura de nuestro deber para con el futuro, como hombres de una generación que tuvo la oportunidad de construir en nuestro tiempo un mundo de paz

Dag Hammarskjöld

El Rey Pirro y El Filósofo

El Rey Pirro y el Filósofo 

Un filósofo vivió largo tiempo en la Corte del rey Pirro. Pirro, que era un conquistador, una especie de Alejandro de los persas, estaba constantemente haciendo planes de invasión y de conquista. Un día llegó donde el filósofo, quién se encontraba tumbado a la sombra de un árbol en el jardín del palacio, y le dijo:
– He hecho un plan y mañana mismo salgo con mi ejército. Vamos a cruzar el estrecho y a conquistar toda Grecia, todo el Peloponeso.
A lo cual respondió el filósofo:
– Muy bien. Y después, ¿qué?
– Después continuaremos adelante, hacia Italia, respondió Pirro.
– ¿Y después?, interrogó nuevamente su interlocutor.
– Pues seguiremos y procuraremos llegar hasta el final del mundo.
– Bueno, muy bien, ¿y después?
– Bueno, ya después habré conquistado todo el mundo.
-¿Y entonces qué?, volvió a preguntar el filósofo.
Y dijo Pirro:
-Entonces podré descansar.
Ante lo cual el filósofo concluyó:
-Bueno, si de lo que se trata es de descansar, por qué no te sientas aquí conmigo bajo este árbol y empezamos directamente, sin tanto trajín

El sabio y el alacrán

El sabio y el alacrán 

Había una vez un monje sabio que paseaba junto a su discípulo en la orilla de un río. Durante su caminar, vio cómo un alacrán había caído al agua y se estaba ahogando. Tomó la decisión de salvarlo sacándolo del agua. Pero una vez en su mano, el animal le picó.

El dolor hizo que el monje soltara al alacrán, que volvió a caer al agua. El sabio volvió a intentar sacarlo, pero de nuevo el animal le picó provocando que le dejara caer. Ello ocurrió una tercera vez. El discípulo del monje, preocupado, le preguntó por qué continuaba haciéndolo si el animal siempre le picaba.

El monje, sonriendo, le respondió: “La naturaleza del alacrán es la de picar, mientras que la mía no es otra que la de ayudar”. Dicho esto, el monje tomó una hoja y, con su ayuda, consiguió sacar al alacrán del agua y salvarlo sin sufrir su picadura.

Nuestra naturaleza humana nos impulsa hacia el bien. Pero es nuestra decisión mantenernos fieles a ella, en cada decisión que tomamos y en todo lo que hacemos. Hay que ser precavidos, pero nunca dejar de ser quienes somos ni actuar en contra de lo que somos.

Las piedras del pescador

LAS PIEDRAS DEL PESCADOR

Todos los días el pescador salía a la playa, antes del amanecer para estar a solas con el mar y la noche. }

Una madrugada completamente oscura, caminando por la playa su pie tropezó con una bolsa de cuero, llena de piedrecillas que no pudo ver por las sobras que lo cubrían todo.

Cansado y aburrido, sin pensar, sacó de la bolsa una piedra y la aventó a las aguas del mar para ver si oía el ruido al hundirse. Pero no pudo escuchar nada.

Aventó piedras de diversos tamaños, algunas tan grandes como limones y otras como frijoles. Pero fue inútil. No escuchó nada.

En eso, llegó el primer rayo de luz, justo cuando quedaba en la palma de su mano la última piedra de la bolsa de cuero. Sintió curiosidad por observar cómo eran las piedras que había aventado al agua. Casi se desmaya de la impresión: en su mano tenía un diamante del tamaño de un garbanzo.

El pescador se maldijo, se dolió consigo mismo, gritando que había perdido una fortuna, que jamás se perdonaría.

Todos hacemos lo mismo. Nos atormentamos por lo que no tenemos en lugar de ver y disfrutar el diamante que brilla entre nuestros dedos. Es más fuerte nuestro dolor por lo que hemos perdido que el goce por lo que sí tenemos.

Ve todo lo que sí tienes: vida, salud, familia, amigos, bienes, trabajo, recursos, etc. Así tu mente podrá equilibrar y tal vez superar la angustia y el dolor por lo que te falta.

Maestra, ¿qué es el amor?

Maestra, ¿qué es el amor? 

Uno de los niños preguntó en clase: “Maestra, ¿qué es el amor?”  

La maestra pensó que la creatura merecía una respuesta adecuada a la pregunta inteligente que había formulado.

Como ya estaban por salir al recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y encontraran cosas a amar o que despertaran en ellos una actitud amorosa. Los pequeños salieron apresurados y cuando volvieron, la maestra dijo: “Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.”

El primer alumno respondió: “Yo traje esta flor… ¿no es bonita? 

A continuación otro alumno dijo: “Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?

Y así los niños, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niños no había traído nada y que había permanecido en silencio, mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella: “Muy bien. Y tú, ¿no has encontrada nada que puedas amar?”

La pequeñita, tímidamente, respondió:

“Lo siento Seño. Vi la flor y sentí su perfume. Pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalara su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero al subir al árbol, noté la mirada triste de su mamá y preferí dejarlo allí”

“Aquí que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que vi en los ojos de la mamá del pajarito. ¿Cómo puedo enseñarles lo que he traído?

La maestra agradeció a la pequeña y, emocionada, le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que el amor lo llevamos en el corazón.

El amor es respeto y consideración, es sensibilidad y empatía, es atención y servicio a los demás. Es la decisión incesante y permanente de hacer el bien a todos los que nos rodean.

Cómo tener valor para vencer los temores

Cuando tenemos el Niño Interior herido, somos presas fáciles del miedo y el temor. Aprende a vencerlos para que tengas una vida plena y feliz.

Cómo tener valor para vencer los temores 

  1. El temor

Crecer, desarrollarse, madurar, progresar es caminar hacia un mundo desconocido, en el que nunca hemos estado.

El temor es el estado de ánimo que nos hace huir de las cosas que consideramos arriesgadas o peligrosas. Es el miedo o la sospecha de sufrir un daño futuro. Generalmente experimentamos temor hacia aquello que no conocemos. Como el crecimiento personal es un paso hacia el mundo desconocido del futuro, el proceso de avanzar y de crecer nos da miedo y temor.

Muchas personas se detienen en el proceso de maduración personal y cancelan sus posibilidades de felicidad y éxito porque quedan paralizadas por el temor y el miedo. No tienen la fuerza necesaria para seguir adelante.

  1. El Valor

Para dar pasos siempre hacia adelante, para continuar creciendo, madurando y ser felices, es necesario tener valor. El valor es necesario para progresar, el valor es el estado de ánimo que nos mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros. Es el valor el que nos hace osados, valerosos, firmes, fuertes, resueltos, decididos, perseverantes para continuar adelante a pesar de las dificultades y problemas de la vida, a pesar de las derrotas e incluso del dolor.

  1. El Amor

Donde hay amor no hay temor. El amor es la única fuerza que echa fuera de nosotros el temor. Para tener valor hay que amar. Quien ama poco, tiene poco valor. Quien ama mucho, tiene mucho valor, al punto de que es capaz de dar la vida por aquello que ama.

Amamos aquello que para nosotros es importante, aquello que queremos y deseamos por encima de todas las cosas. El amor nos da el valor necesario para hacer lo que sea, con tal de alcanzar aquello que amamos. El amor genera en nosotros el valor para comprometernos, para trabajar intensamente, para prepararnos, para aprender todo aquello que necesitamos saber para alcanzar los objetivos más valiosos de nuestra vida.

Y tú ¿qué es lo que más amas en la vida?

  1. Apoyos

Ponemos a tu disposición los siguientes audios que te ayudarán en tu proceso de crecimiento personal. (Da clic en el título del audio)

  1. Cómo vencer la indecisión

  2. Cómo manejar mis sentimientos

Tenacidad y valor para alcanzar tus metas

Tenacidad y valor para alcanzar tus metas

Por Lic. Arturo Balderas

  1. La Visión

Tener éxito en la vida consiste en proponerse metas, trabajar y conseguirlas. Las metas que cada uno se propone dependen de la propia vocación, del propio llamado personal en la vida y de la visión que tenemos de lo que es valioso e importante.

La visión interior está formada por: mis valores, lo que vale la pena, lo que es importante. La visión es necesaria pues es la luz que permite que podamos tomar decisiones en la vida. La visión es totalmente personal, es fruto de mi propia interioridad, es única, es irrepetible.

Es resultado de mi formación, de mi educación, de mi experiencia. Debe ser cultivada con cuidado y con responsabilidad, revisada permanentemente, corregida, enriquecida, probada. Y como proviene del interior, nos exige fidelidad. La fidelidad a la propia visión es honestidad, congruencia, fidelidad a la propia verdad.

  1. Conflictos

Como la visión es única e irrepetible, no es posible que coincida totalmente con la visión de los demás. Por esta razón, con frecuencia nuestra visión encontrará obstáculos. Los demás, que tienen visiones diferentes, no estarán de acuerdo con nosotros, nos cuestionarán, se opondrán e incluso, intentarán bloquear las decisiones y esfuerzos que realizamos para alcanzar las metas que se desprenden de nuestra visión.

  1. El valor y la tenacidad

La fidelidad a sí mismo con frecuencia es un camino solitario. Da miedo seguir adelante, tomar decisiones, arriesgarse. La valentía, la capacidad de asumir riesgos, atreverse a cometer errores, continuar adelante a pesar de la oposición de los demás, la automotivación, la fortaleza interior, son cualidades indispensables para caminar en la vida siendo fieles a nuestra vocación y a nuestra visión.

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

Te recomendamos estos audios para avanzar en este tema (da clic en el título):

  1. 10 Mandamientos para vivir en paz
  2. Cómo agregar alegría a tu vida
  3. Oponerse y decir “no” también es amar
  4. Inteligencia emocional
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